Jardines del Recuerdo

Cómo despedirte cuando alguien muere y no le puedes decir adiós

Cómo despedirte cuando alguien muere y no le puedes decir adiós

No importa cuánto nos preparemos, nunca estaremos listos para la muerte de un ser querido. Tener que decirle adiós a alguien que es esencial en nuestra vida es difícil, doloroso y desgarrador. Y más todavía no tenemos la oportunidad de despedirnos como deberíamos. ¿Qué hacer? Aquí te brindamos algunos consejos.

No importa cuánto nos preparemos, nunca estaremos listos para la muerte de un ser querido. Tener que decirle adiós a alguien que es esencial en nuestra vida es difícil, doloroso y desgarrador. Y más todavía cuando no tenemos la oportunidad de despedirnos como deberíamos. ¿Qué hacer? Aquí te brindamos algunos consejos.

Solemos creer que cuando se muere una persona amada lloramos por ella, por el término de su vida, pero la realidad es que ese dolor que no deja ni dormir es provocado por el hecho de tener que seguir viviendo sin su presencia.

La pandemia provocada por el Covid-19 nos ha obligado a adaptarnos a nuevas formas de vivir un duelo, a buscar alternativas para despedirnos de nuestros seres queridos y a conformarnos con escuchar su voz por última vez desde una videollamada antes de perderlos para siempre.

Pero el no poder estar al lado de esa persona querida en sus últimos momentos no significa que no podamos despedirla como se merece. Sabemos que los funerales ahora son limitados, pero estos no son la única manera de decir adiós. Existen varias opciones mucho más íntimas y profundas que podemos implementar antes de que el mundo vuelva a la normalidad.

RECUERDA SUS MEJORES MOMENTOS

Una forma muy efectiva de sentir cerca a esa persona que ya no está es compartiendo los mejores recuerdos que tengamos de ella con nuestros amigos y miembros de la familia. Podemos hacer esta dinámica con quienes vivan en nuestra casa o por videollamada con familiares cercanos o amigos. Saber que hay más personas pasando por lo mismo puede ser muy reconfortante.

Otra manera de hacerlo es pedirle a nuestros familiares que cada quien escriba una carta de despedida al difunto y leerlas en conjunto, pueden ser anónimas o cada quien puede leer su propia carta en voz alta.

PLANTA UN ÁRBOL EN SU HONOR

Esta práctica no es nueva, pero sí es muy viable para mantener vivo el recuerdo de un ser querido en estos tiempos. Se puede sembrar en un panteón junto con sus restos o podemos solo plantar un nuevo árbol en nuestro jardín o en algún parque significativo. De esta manera estaremos iniciando una vida a partir de otra que acaba de concluir.

Este nuevo árbol será un espejo de nuestro duelo, crecerá y crecerá pero en algún día florecerá, y en ese momento voltearemos a verlo con gusto. Por siempre será el recuerdo de una persona amada.

En una carta podemos expresar libremente todo lo que estamos sintiendo, todo lo que no dijimos en su momento y pedir perdón por todo aquello que no hicimos cuando tuvimos la oportunidad.

ESCRÍBELE UNA CARTA

Algunas veces el dolor de perder a alguien es tan inmenso que un par de palabras no bastan para describirlo. Escribir una carta puede ser la manera más efectiva para desahogarse, pues en una charla con la pluma y el papel, no existen silencios incómodos ni juicios infundados. En una carta podemos expresar libremente todo lo que estamos sintiendo, todo lo que no dijimos en su momento y pedir perdón por todo aquello que no hicimos cuando tuvimos la oportunidad. Hay que escribirla como si el difunto la fuera a leer, expliquémosle la falta que no hará y lo difícil que será superar su partida.

¿Qué hacer con esa carta? Podemos conservarla y leerla después de mucho tiempo cuando nuestro dolor haya evolucionado. También podemos sepultarla junto con los restos de esa persona.

BUSCA UN MOMENTO ÍNTIMO

Otra alternativa para despedirnos de una persona importante es tomando un momento a solas, en donde nuestra única compañía sean sus recuerdos: fotos, videos, cartas y pertenecías del difunto. Hagamos un recuento de todos los buenos momentos que compartimos. Lloremos lo que tengamos que llorar y gritemos fuerte, como si gritando fuera a desaparecer el dolor. Para cerrar, brindemos por haber tenido a esa persona en nuestra vida y porque algún día nos volvamos a encontrar.

La realidad es que nada va a remplazar el consuelo que brinda un abrazo o que alguien tome nuestra mano mientras pasamos por momentos difíciles, pero estos rituales pueden ayudarnos a asimilar mejor la pérdida. 

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