Un discurso del oncólogo y autor, Siddharta Mukherjee, nos obliga a reflexionar en torno a la vida y la muerte, el amor y el perdón.
Por: Eduardo Scheffler
Cada uno de nosotros tiene una manera distinta de existir. Sin importar quién seas ni de dónde vengas, tienes opiniones, gustos, ideas, creencias y sueños.
Estos te hacen único, irrepetible y peculiar. Hermoso.
Como pensamos y vemos la realidad de manera distinta, con frecuencia nuestra opinión o filosofía de vida, puede diferir de la de los demás. En un mundo de ideas, posturas y opiniones diversas, es imposible que todos estemos de acuerdo en todo momento.
Aunque parece haber una excepción.
Cuando sabemos que se acerca el final, ese último respiro con el que dejaremos de existir en este plano, lo que anhelamos es expresar una idea similar.
Durante una plática ante graduados de la Universidad de Pennsylvania, Siddharta Mukherjee, oncólogo y autor ganador del Premio Pullizter por su libro The Emperor of All Maladies: A Biography of Cancer (El emperador de todo los males: una biografía del cáncer), habló sobre las últimas frases que sus pacientes suelen decir antes de morir.
“Todas las personas con las que me he encontrado en ese momento de transición deseaban hacer cuatro ofrendas,” explica el médico a los graduados.
Cuando saben que la muerte se acerca de manera inevitable comúnmente dicen una de estas cuatro frases a los seres a los que quieren:
- “Quiero decirte que te amo.”
- “Quiero decirte que te perdono.”
- “¿Me puedes decir que me amas?”
- “¿Me puedes decir que me perdonas?”
En los últimos momentos son el amor y el perdón las dos fuerzas que nos mueven y que parecen servir para prepararnos para ese momento de transición que es la muerte.
Dos fuerzas fundamentales, pero a las que a veces en vida les rehuimos o minimizamos. Por orgullo o por resentimiento. Por necedad o porque buscamos venganza. Porque la culpa es demasiado grande. Porque nos hace falta humildad.
Entre rencores, complejos, prejuicios e inseguridades, muchos de nosotros jamás expresamos el amor que les tenemos a nuestros seres más cercanos y no siempre les concedemos el perdón; además, dudamos si ellos nos aman y si nos han perdonado por las heridas que les provocamos.
El consejo de Siddharta Mukherjee es no postergar lo inevitable. No esperar a que ese último aliento esté por escapar de nuestro cuerpo.
Digamos que amamos. Concedamos el perdón. Hagámoslo hoy. Y estemos preparados y en paz para cuando llegue nuestro momento.
