Jardines del Recuerdo

Enfermos terminales: cómo apoyarlos y convivir con ellos

Enfermo terminal en casa: ¿Cómo convivir con él?

¿Qué pasa cuando alguien a quien amamos es diagnosticado con una enfermedad terminal? ¿Cómo empezamos a entenderlo y qué debemos de hacer para apoyarlo al tiempo que respetamos su propio duelo? 

Pasamos gran parte de nuestro tiempo haciendo planes, idealizando una vida perfecta, llena de sueños cumplidos. Pero muchas veces por vivir pensando en el futuro dejamos a un lado el presente, lo único que tenemos seguro. Solemos creer que todo saldrá de acuerdo a nuestros planes, sin embargo, la realidad es que no sabemos lo que la vida nos tiene preparado. Todo puede cambiar en un instante.

¿Qué pasa cuando le diagnostican una enfermedad terminal a un ser querido? De un día a otro el panorama cambia por completo. Pasamos de estar bien a vernos envueltos en un duelo emocional y hasta económico.

Aceptar que queda poco tiempo al lado de esa persona es algo muy difícil de procesar, sin duda, la dinámica cambiará y no será un cambio fácil. En nuestra cabeza empiezan a surgir muchas preguntas: ¿Cómo lo puedo ayudar? ¿Qué es correcto decir o hacer? ¿Cómo lo apoyo a sobrellevar la situación? ¿Cómo puedo lidiar con mi dolor sin afectarlo?

Sabemos que será un proceso complicado, pero aquí te ayudamos a resolver tus dudas sobre cómo convivir con un ser querido en esta situación.

¿Qué es una enfermedad terminal?

Comencemos por entender cuál es la situación de un enfermo terminal. Una enfermedad en fase terminal es aquella que no tiene tratamiento específico curativo o con la capacidad para retrasar su evolución, por esta razón conlleva a la muerte en un tiempo variable, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

¿Cómo lidiar con mi propio duelo?

Para poder ayudar a alguien tenemos que trabajar antes en nosotros mismos. Lo principal es aceptar la situación en la que nos encontramos, por supuesto es mucho más sencillo decirlo que hacerlo, pero este es el primer paso para poder apoyar a nuestro familiar.

Es importante acudir con un profesional que nos ayude a entender nuestros sentimientos y a afrontar la situación, tanto la familia como el afectado.

También podemos platicarlo con él, hacerle saber cómo nos sentimos al respecto  y la falta que nos hará. No hay que tratar el tema como tabú, por más delicado que sea.

¿Cómo puedo ayudarlo a enfrentar su diagnóstico? 

Antes que nada hay que saber cómo se siente, cómo está afrontando la situación. Debemos escuchar atentamente y demostrarle que estaremos con él incondicionalmente.

Mostremos empatía, mientras más comprendida se sienta la persona, más se abrirá y hablará sobre lo que realmente le afecta.

Evita las frases: “Todo va a salir bien” o “Tranquilízate”. Remplázalas por: “Quisiera que esto no te estuviera sucediendo”, “Esta noticia debe ser difícil de compartir”, “Estoy aquí para ti” o “Vamos a pasar por esto juntos”.

Lo único que debemos evitar a toda costa es no decir absolutamente nada. Si nos sentimos rebasados por el momento, con un “Te amo” bastará. Esto es más común de lo que pensamos, pues la idea de la muerte suele incomodar a las personas. La razón es que hace más cercana y real la idea de nuestra propia mortalidad.

¿Cambiará nuestra relación?

Por supuesto. Una situación así cambia cualquier tipo de relación. Es la oportunidad para fortalecer el vínculo y sanar conflictos. Aprovechemos al máximo cada momento junto a esa persona, cada abrazo y cada sonrisa.

No basta con decir: “Estoy aquí para lo que necesites”. Hay que demostrarlo, no poner la responsabilidad en la persona que necesita de nosotros. Tomemos acciones como: visitas inesperadas, una invitación a su lugar favorito o detalles que alegren su día.

Aunque, siempre debemos tomar en cuenta lo que la persona en cuestión quiera y necesite. Hay personas en etapa terminal que prefieren que nada cambie y que el trato hacia ellos sea exactamente igual.

No hagamos de su enfermedad el centro del mundo

Si bien, no podemos hacer como si nada pasara, pero mantengamos con normalidad la participación y convivencia con la persona enferma. Evita que el tema de conversación sea siempre él o su condición, pues ellos también necesitan un respiro de la enfermedad.

No asumas como se sienten. Es una situación muy complicada, pero la forma de afrontarlo es diferente en cada persona, no asumas que siempre estará triste o que tendrá ganas de aprovechar al máximo el tiempo.

Aunque lo que más nos gustaría es ayudarlo a pasar este periodo lo más pleno posible, no todos asumen su condición de esta manera, cada quien lo hace a su modo y debemos apoyar sus decisiones.

Mantén abierta la comunicación

Probablemente nuestro familiar quiera platicar sobre el momento en que ya no esté, arreglos funerarios, testamentos o deseos póstumos. Aunque es muy difícil aceptarlo, no hay que negarnos a hablar sobre el tema y ayudarlos si nos es posible. Saber que sus deseos se llevarán a cabo les dará tranquilidad.

Platicar con él, escucharlo atentamente, abrazarlo y decirle todo eso que hemos guardado nos ayudará a enfrentar su partida sin ninguna culpa o arrepentimiento.

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